Mi amigo Héctor Maseda es un fantasma. Felipe Pérez Roque decretó en Madrid su inexistencia. Lo despojó de huesos, sangre, latidos. Borró su título de ingeniero, sus artículos de investigación periodística, su libro de testimonio sobre la injusta cárcel que padece, su amor por un paisaje que ahora sólo ve tras los barrotes.El canciller isleño dijo en la capital española que en Cuba no hay nadie preso por sus ideas. Para leer articulo completo
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