domingo, 27 de septiembre de 2009

El castrismo vuelve a los bueyes

Por Alberto Müller On Junio 29, 2009

Una yunta de bueyes, símbolo del pasado.

El castrismo, a través de su periódico oficial Granma, acaba de anunciar que debe desarrollar la agricultura a base de tracción animal para lograr ahorros de combustible.

Así que la última consigna oficial del régimen autoritario de Raúl Castro, dentro del desastre económico que vive Cuba, será la de ordenar el incremento de la cría de bueyes en las tierras improductivas donde reina el marabú, esa planta amarga y no comestible que pulula en los campos cubanos.

El buey es un toro que se castra, una vez que pasa la pubertad del animal. En siglos pasados, cuando no existía la tracción mecánica del tractor, el buey se utilizaba para tirar de arados y surcar la tierra. Todavía en zonas irregulares o montañosas de países pobres, se ven algunos bueyes haciendo el trabajo de los tractores, aunque cada día el buey se convierte en un símbolo del pasado y del sub-desarrollo. Algunos conocedores de la realidad dentro de la isla no se extrañarían si el castrismo vuelve a los tiempos rudimentarios de vender carbón y hielo a la población para cocinar y preservar los alimentos de la descomposición.

Un supuesto especialista cubano en agricultura, Juan Varela, expresó al oficialista Granma, que el uso de los bueyes nunca se debió abandonar en la isla y hoy recobra el interés porque el régimen carece de medios financieros para comprar petróleo. Lo que no ha dicho el dirigente Varela ni ha publicado el periódico Granma, aunque lo dejan entrever con el regreso de los bueyes, es que la economía cubana padece un escenario caótico, porque la producción doméstica es insuficiente y no crea las riquezas necesarias para alimentar al pueblo.

Los niveles de crecimiento económico en Cuba están entre los más bajos de América Latina y son tan bajos que no pueden alimentar con niveles promedios a la población ni pueden estimular la creación de capital para preparar las bases de una sociedad libre y próspera. La insuficiencia de capital en la isla provoca que la economía dependa de las inversiones extranjeras, que es lo que ocurre en la actualidad con los subsidios venezolanos.

Pero otros tres fenómenos sociales golpean sin clemencia la caótica estructura de la economía cubana, que parece volver aceleradamente a la era de los bueyes: El primero sería el desempleo en Cuba que es muy alto por la debilidad en las inversiones de capital. Esto sin contar que el empleo oficial disfrazado es altamente improductivo. El segundo fenómeno sería el déficit de viviendas o su deterioro habitacional, que algunos expertos sitúan al nivel de alrededor de dos millones de viviendas en todo el país.

El tercer aspecto que golpea a la economía en la isla es la tasa de nacimientos, que es la más baja en la historia cubana en toda su existencia. Cuba tiene hoy una población envejecida que presiona con servicios costosos a la empobrecida economía nacional, sin suficiente generación nueva de relevo que supla los niveles de producción doméstica. Así que la isla, con pocos jóvenes para trabajar y un régimen totalitario que ha agobiado y desencantado a la población, durante los últimos cincuenta años, no tiene otra alternativa que volver a la época de los bueyes.El experto castrista en agricultura, Juan Varela, añadió que los tiempos actuales de crisis financiera obligan a que el régimen regrese a los bueyes para arar la tierra, por lo que recomendó que se mejoren los salarios de los boyeros y de los arrieros.

Según Varela, en la isla existen más de 250 mil bueyes listos para trabajar, que aunque son insuficientes para suplir la eficiencia de la tracción mecánica, le ahorrarían combustible al estado protector.

El régimen totalitario de Raúl Castro, ante la carestía alimentaria en la isla y su incapacidad para generar divisas, ordenó sustituir importaciones, especialmente la de alimentos y combustibles, que hacen que el país dependa del exterior y cuyos precios ya se dispararon en el mercado mundial.

Pero volver a la tracción animal de los bueyes en Cuba presenta varios peligros y uno de ellos es que ante la profunda carestía de proteínas en la canasta alimentaria, la tentación de comer carne de buey se incremente en la población a niveles insospechados.

Al final de su exposición, Juan Varela, el experto que declaró en el rotativo Granma sobre la necesidad de estimular el pago a los arrieros, criadores, boyeros, herreros, artesanos y fabricantes de implementos para la tracción animal, añadió con pesar que el propio Ministerio de Agricultura cubano incumple con los programas de entrega de animales para su preparación.

Conclusión, que mientras en la isla prosigue la represión contra los disidentes oposicionistas y la libertad de expresión sigue prohibida, el castrismo regresa a los bueyes para sembrar malanga, boniato, plátano, yuca, frijoles y hortalizas.
Los cubanos viven con el temor, que con la era de los bueyes, que anuncia el periódico Granma, la isla regrese al predominio del carbón, el hielo, la alpargata, la vela y los embrujos de la luna para curar enfermedades, todos símbolos muy lejanos de la modernidad contemporánea deseada.

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